Emolab
es la respuesta a una pregunta que en su momento no supe contestar: El día en que
me preguntó Natalia: “Profe, ¿qué se siente cuando alguien te quiere?”, no supe
bien qué decirle, y sí que la mejor explicación no valdría.
De ahí
surgió el impulso de crear Emolab.
Después de dos años de concebir la idea inicial, de madurar, planificar, poner a prueba, dudar, corregir, completar, volver a probar, compartir con otros, escuchar, corregir de nuevo, probar otra vez…
Después
de lanzar una apasionante campaña de micromecenazgo que me permitió recabar el
apoyo de un puñado de gente maravillosa para poder financiar el proyecto…
Emolab
es hoy una realidad.
Una
herramienta sencilla y polivalente para desarrollar la inteligencia emocional.
Un juego para grandes y pequeños, para jugar en familia, en la escuela o el
trabajo, con el que aprender jugando y sacar todo el partido posible a nuestras
emociones.